La bella Carmona

Carmona es uno de los pueblos más hermosos y con una historia más rica e interesante de la provincia de Sevilla. Sus monumentos y situación geográfica, sus calles llenas de encanto y la amabilidad de sus gentes hacen de Carmona un destino súper recomendable para pasar un día o un fin de semana en familia. No os perdáis estos interesantísimos datos de su historia que hemos encontrado en leyendasdesevilla.blogspot.com.es

Situado en la Plaza de Blas Infante al final del Paseo del Estatuto-calle San Pedro, marca el inicio del caso antiguo de la ciudad. Su origen se dice tartésico y turdetano, con todos los interrogantes que sobre tan legendarias culturas queramos proponer. Con seguridad, según catas arqueológicas fue fenicio y cartaginés, ampliado sucesivamente por romanos, musulmanes y cristianos, quienes terminaron de dar forma a este complejo defensivo casi inexpugnable.
Los cartagineses construyeron un fuerte rectangular alrededor de la primitiva torre del siglo IX-VIII a. C., con el fin de defenderla ante los ejércitos romanos. Tras la conquista de la ciudad por Julio César, se fortifica fuertemente, rodeando todo el perímetro con gruesas murallas y cuatro puertas bien defendidas, de las que tan solo se conservan dos: la de Sevilla y la de Córdoba, habiendo desparecido la del Postigo y la de Morón.

Tras el desembarco del año 711, Carmona fue una de las primeras localidades conquistadas por Táriq, perteneciendo al califato de Córdoba hasta las Guerras de Taifas, en que anexiona Écija, formando el Reino Taifa de Qarmuna, que sería más tarde conquista por el Reino de Sevilla.

Finalmente, es conquistada por las tropas de Fernando III en el año 1.247. Se producen, como es habitual, los repartimientos entre la familia real, la nobleza, las órdenes religiosas y las órdenes militares.
Por su situación geográfica, la ciudad sufre continuos ataques de musulmanes que aún quedan en la península, lo que unido a las trifulcas nobiliarias y los desórdenes políticos, provoca que el progreso económico y social se estanque. No es hasta el reinado de Pedro I que Carmona recupera gran parte de su esplendor.

El Rey Cruel impulsó importantes actuaciones arquitectónicas: restauración y refuerzo del antiguo palacio musulmán del Alcázar Real, construcción del Alcázar de la Reina, ampliación del Alcázar de Abajo y edificación de las ermitas de Nuestra Señora de la Antigua (donde hoy se levanta la iglesia de San Pedro), Santa Ana, San Sebastián, San Mateo y Santa Lucía.

Agradecidos los carmonenses, tras la muerte del monarca a manos de su hermanastro Enrique de Trastámara, permaneció fiel al difunto, soportando un asedio que se prolongó hasta la capitulación de 1.371.
Pero volvamos al Alcázar de Abajo, nombre con el que también se conoce a esta construcción defensiva. Tras muchos avatares, y ya prácticamente en ruinas, fue completamente restaurado entre 1.973 y 1.975, dedicándose a la celebración de actos culturales y turísticos.

En la misma Oficina de Turismo comienza el recorrido del Alcázar. Unas escaleras nos permiten subir hasta la parte superior del intervallum, hasta la Terraza de los Anexos, desde donde podremos apreciar el Muro de la Cortina, llamado así porque en él se puede apreciar claramente la parte cartaginesa de sillares almohadillados y la zona romana, construida con técnica púnica, lo que le hace parecer más musulmana que romana. Igualmente podremos comprobar que estamos en la zona superior del intervallum, desde donde los sitiados arrojaban proyectiles y líquidos a los atacantes, así como el matacán defensivo.

En época del emperador Augusto se construyó en este lugar un templo que debió ser visible desde toda la ciudad, que tan solo quedan algunos restos. En el extremo izquierdo (según hemos entrado en el patio) se sitúa la Torre del Homenaje, la de mayor tamaño, a la que, desgraciadamente, no se puede acceder.

En el lado opuesto del patio hay dos torres, una de ellas sin entrada, en tanto que a la otra, la Torre del Oro, se accede mediante una escalera. Entre ambas existía una tercera torre, que fue derruida en el transcurso de una de las intervenciones en el baluarte. En su lugar, un lienzo de muralla de ladrillo nos muestra una puerta, escoltada por sendas ventanas geminadas y polilobuladas, que nos permite el paso al Salón de los Presos Bajo, destinado antiguamente a vivienda del alcaide o presidio de la nobleza, y actualmente a actividades culturales.

Subimos la escalera antes mencionada hasta la entrada de la Torre del Oro. De origen musulmán, tiene la planta baja maciza. En su interior se guardan dos valiosas piezas arqueológicas: el vaso de la flor de loto y el vaso de los grifos. Normalmente se exponen copias fidedignas, mostrándose estos originales en el Museo de la ciudad, pero como éste se encuentra en obras, se ha optado por situar los originales aquí mientras duren las mismas.
El vaso de la flor de loto fue encontrado en el transcurso de unas excavaciones arqueológicas en un lugar datado en época fenicia, siendo fechado en el siglo VI a.C. Representan el ciclo vital de la flor de loto, mostrando capullos, seguidos de flores abiertas y, finalmente, flores ya marchitas.

El vaso de los grifos, de casi un metro de altura tiene la misma antigüedad que el anterior, siendo también de elaboración fenicia. Nos muestra el cortejo de cuatro grifos, seres mitológicos mitad águila, mitad león.

Es imprescindible la consulta de la guía turística on-line del Ayuntamiento, http://www.turismo.carmona.org, por lo completa que es, conteniendo información, mapas e incluso audio-guía de todos los monumentos de la ciudad.

El acceso de personas con movilidad reducida al Alcázar Bajo es imposible por la propia naturaleza del edificio, plagado de escaleras y sin posibilidad de instalar ascensores.
Horario de visitas:
Lunes a sábados: 10,00 a 18,00 horas.
Domingos y festivos: 10,00 a 15,00 horas.

Precios: adultos, 2 €. Niños, estudiantes, jubilados y grupos, 1 €.

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