Morón de la Frontera y la leyenda de los normandos

Morón de la Frontera es otro de los preciosos pueblos de Sevilla que os proponemos para visitar. Situado en el sur de la provincia, es el centro de la comarca que lleva su nombre.

Los orígenes de la ciudad se remontan a la prehistoria, con el desarrollo de los primeros asentamientos humanos en torno al monte donde hoy se sitúa el castillo de Morón del siglo XIII. El casco histórico está compuesto por calles angostas, sinuosas y empinadas. Parte del patrimonio arquitectónico de Morón de la Frontera está declarado bien de interés cultural.

El origen de Morón se remonta a la edad antigua, cuando el geógrafo griego Estrabón alude a la ciudad con el nombre de Almourol. Los romanos la denominaron Maurorum, que significaría «de los moros». Durante la dominación musulmana de la Península Ibérica la forma latina evolucionaría al término Mawror, y de ahí su actual nombre, Morón. La locución «de la Frontera» alude a la frontera granadina, puesto que desde la conquista cristiana de Morón en el año 1240 por Fernando III hasta la caída del reino nazarí de Granada a finales del siglo XV la ciudad fue un emplazamiento fronterizo.

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La leyenda de los normandos:

En el año 844 los normandos atacaron por primera vez tierras hispanas, cerca de Gijón. Fueron rechazados por Ramiro I perdiendo 62 de sus naves. Bajaron entonces hacia el sur, atacaron Lisboa y ocuparon Cádiz, mientras 80 de sus naves se internaban por el Guadalquivir. Tomaron sangrientamente Coria y continuaron hacia Sevilla, donde hicieron una espantosa matanza y a un implacable saqueo. Alertado el emir preparó un ejército y les presentó combate, que tras una cruenta batalla, obtuvo un gran triunfo y les obligó a huir.

«Después que los normandos que estaban en Sevilla supieron la arrogancia y avance del ejército y la muerte del destacamento que había salido hacia el castillo de Morón, huyeron a sus naves y echaron río arriba, hasta el castillo de Azaguac; encontraron a sus compañeros, y una vez embarcados dieron la vuelta siguiendo la corriente del río abajo. En esta situación se puso la gente a insultarles y arrojarles piedras con las hondas. Al llegar a una milla más abajo de Sevilla dijeron en alta voz a los que apedreaban «Si queréis que haya rescate, dejadnos» (se referían a los prisioneros). Pararon entonces de apedrearlos y ellos permitieron rescatar a los que tenían prisioneros. La mayor parte fueron rescatados, pero no tomaron ni oro ni plata, solamente admitieron ropa y comestibles». Ibn Al-Qutiyya

Como consecuencia Abn Al- Rahman II amuralló Sevilla y organizó escuadras en Sevilla y Almería. Hasta el siglo XII, los normandos atacaron nuestras poblaciones costeras. Eran los dueños indiscutibles del mar. Excepcionales navegantes, doblaron el Estrecho de Gibraltar y se adentraron por todo el Mediterráneo cuyas islas occidentales e incluso el sur de Italia quedaron a su merced.

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